EL CACEROLAZO EN CAPITAL FEDERAL |
EL CACEROLAZO EN CÓRDOBA |
Miles de vecinos se concentraron frente al Patio Olmos para rechazar el modelo K. La mayor convocatoria fue a las 21, cuando se entonó el Himno.
Córdoba sonó con sus cacerolas durante dos horas intensas que protagonizaron miles de vecinos que se llegaron anoche a la esquina de San Juan y Vélez Sársfield con un discurso unificado en contra del kirchnerismo, de la corrupción y por el respeto a la Constitución Nacional.
Desde antes de las 20, los cordobeses comenzaron a concentrarse con cacerolas, carteles y banderas argentinas para hacerse oír en el tercer cacerolazo contra el Gobierno nacional que se hace en los últimos meses.
El pasado 8 de noviembre, unos 40 mil cordobeses habían ganado el Centro de esta ciudad en un solo ruido de cacerolas. En esta oportunidad fueron menos los asistentes, aunque se repitió la geografía entre los manifestantes. Anoche se podían ver familias enteras, con niños en hombros, bebés en cochecitos, jubilados con carteles y banderas, y muchos jóvenes universitarios.
Baldassi dijo presente. A diferencia de lo que sucedió en Buenos Aires, los políticos de peso de Córdoba no se mostraron anoche en el 18A. Sólo Héctor Baldassi, el exárbitro y flamante dirigente del PRO, se mezcló entre la multitud. Sí hubo militantes, aunque sin identificaciones, del radicalismo, del juecismo y del peronismo cordobés.
A las 21, desde varios parlantes colocados en camionetas y automóviles, los dueños de las cacerolas entonaron el Himno Nacional Argentino. Fue ese el momento de mayor concentración, con un ruido ensordecedor. Todo servía a los manifestantes para hacer ruido: ollas, pizzeras, frascos, llaves, bocinas, panderetas y sartenes para que el sonido salieron desde el Centro.
Incluso los vendedores aprovecharon la situación. Entre lo nuevo estuvo el kit anti kirchnerista: una cuchara de madera y una pizzera por 15 pesos.
La avenida Vélez Sársfield se mantuvo cortada con manifestantes desde la 27 de Abril, pero la cuadra con más protagonistas por metro cuadrado fue entre Corrientes y San Juan. El sector del Patio Olmos y del Teatro San Martín se convirtió en una montonera de banderas y ollas levantadas.
La bronca. “Basta de sometimiento, el poder es del pueblo”, se podía leer en un pasacalle gigante frente a Patio Olmos. A los costados había decenas de pancartas con frases como: “La Constitución no se toca”; “Menos Fútbol para Todos y más ayuda para los discapacitados”; y “Queremos seguridad”.
A diferencia del cacerolazo anterior, se vieron más banderas argentinas (las que se vendían a 30 pesos), y más enojo casi al unísono con mensajes en contra de la corrupción. “Queremos una Justicia independiente”, fue otra de las consignas más repetidas en rechazo a la reforma judicial que el oficialismo está tramitando a ritmo exprés en el Congreso.
Los manifestantes que se vieron anoche habían llegado por sus propios medios, no había a la vista colectivos o móviles en los que fueron trasladados. Se organizaron de boca en boca, a través Facebook y Twitter.
A las 21, todos abrieron paso al Himno Nacional Argentino. El único momento en que todos los reclamos se unieron en uno sólo: “Libertad”.
En el interior, también. Villa Carlos Paz fue uno de los lugares donde el cacerolazo se hizo escuchar con más fuerza. En Río Cuarto, Villa María, San Francisco y Río Tercero, por citar sólo algunas ciudades del interior provincial, también se exteriorizó el descontento con los K.
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