martes, 6 de noviembre de 2012

NO LE SUELTES LA MANO A TU HIJO (para mi hijo y nieto) y mi amigo Miguel Cabral


Ayer fui a visitar a una gran parte de mi familia, nada menos que a mi nieto, mi hijo y mi nuera, regresé a mi casa con una satisfacción sin dimensiones al ratificar que “el padre que acompaña a su hijo, es un amigo” y ayer dije “mi hijo es amigo de mi nieto”.- Una vereda y todos sus obstáculos dejando jugar a mi nieto y al padre me impulsan escribir en mi blog esta reflexión.-

No quiero ser único en mi orgullo porque existe un elevado número de chicos que practican distintas disciplinas deportivas, gracias al dinamismo que han impuesto los principales clubes , pero además, porque los padres alguna vez decidimos a participar desde el acompañamiento que le podíamos hacer a sus hijos.- Mi hijo acompaña a mi nieto en las primeras disciplinas deportivas y recreativas como guiarlo con acierto en su triciclo y evidenciarle los peligros del terreno por donde despliega sus travesuras.-

Hoy vemos diferentes competencias con un marco imponente de público que lo conforman los padres de los pequeños deportistas que se animan a escuchar el aliento de los viejos, que comiéndose las uñas con un Padre Nuestro de postre, quieren ver triunfar a su ídolo, pero luego olvidando que sus dedos han quedado “mochos” y vaya saber dónde la santa oración, si el turno de ganar fue para el rival.- ¿ Recuerda mi amado “treintón” cuando me comía los dedos viéndote correr tras de la pelota de fútbol ó montado en tu pequeña bicicleta de carrera girando en aquella plazoleta ó devorando kilómetros por una ruta, entre otras?

Los padres que ahora vemos movilizados en los diferentes clubes son todos iguales ante las condiciones sociales y si el tiempo no les permite acompañar la actividad extraescolar  de sus hijos, no hay excusas, todos podemos, en algún momento de la semana podemos.-

El goce que se siente en un “dale campeón”,  en un “qué golazo” ó “qué palazo”, cuando acompañamos a las canchas a nuestros hijos, tiene un mayor valor que toda hora extra trabajada, que el descanso inmediato que buscamos al llegar a casa ó ver solamente la foto, el video, ó escuchar la noticia que habla del triunfo de su hijo en el deporte que practica, pero,  sin nuestra valiosa compañía.-

Aquellos padres que acompañan a sus hijos a todas partes y los otros, que a esto se lo pierden, debemos reflexionar juntos sobre la complementación entre la casa y la escuela en torno al área deportiva.-

Debemos crear los hábitos deportivos de nuestros hijos y nosotros como padres darle importancia al tema, ya que muchas veces hemos coincidido, que el volumen de actividad deportiva que los chicos desarrollan en la escuela, no es suficiente.-

Solo hace falta espiar por el ojo de la llave una reunión de padres con el entusiasmo a cuesta, programando las tareas de cada uno para el próximo partido y en la que no se habla de resultados deportivos, muy bien hecho, porque el resultado que buscamos acompañando a nuestro hijo para que haga deporte ú otra actividad, es el de una buena persona.-

En esta tarea de padres, aún no resuelta por todos, de acompañar a nuestro niño deportista, debemos estar bien preparados desde el punto de vista  afectivo, para los sacrificios del entrenamiento, las ansiedades antes de la competencia, las glorias en los momentos de subir al podio y los bajones, cuando las cosas no salen como ellos esperaban, dije, debemos estar bien preparados, porque ser padre es no querer ser otra cosa que eso, compartir con nuestros hijos los maravillosos momentos en que estamos juntos sin otra pretensión que la de ganar, pero no en lo deportivo (si se logra mejor), en lo afectivo, ganando los dos títulos, el de haber sido “padre-hijo” y el de haber sido “padre-amigo”. . . de nuestros hijos.-
Las lágrimas de orgullo, satisfacción y nostalgia han mojado este escrito.-

 

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