GABA ROBIN: LOS MAYAS ERAN UNOS ZARPADOS

Astrológicamente no hay nada que marque un fin de mundo. proyectá tu 2013. Pero algo cambiará.-
En todas mis consultas lo que más brilla en el alma del que tengo al frente es el miedo y la soledad.
El miedo y la soledad pueden ser reales o imaginarios, de ahí derivan fobias. Los temores imaginarios producen enfermedades, consumen energía, producen desequilibrios y nos dejan débiles.
Desde el principio de los tiempos, desde hace años luz, los pueblos han tenido miedo al fin del mundo, a una catástrofe que pusiera punto a esto, un dragón titánico que echara fuego y quemara la vida, un cataclismo mortal, una guerra nuclear entre el sol y la luna, un volcán que eructara finales cósmicos, un antidios o un dios resentido que apretara una palanca prohibida.
Últimamente se habló mucho del fin del mundo y del miedo ante catástrofes ecológicas, amenazas nucleares o un asteroide que nos aplaste.
No comparto las ideas catastróficas ni tampoco las de la new age, de creer que solo los elegidos ingresaran a un estado de amor místico, sorry, pero soy pop y lo que no lo entiendo de raíz, no lo repito ni lo acepto. Ni lo uno ni lo otro.
Astrológicamente no hay nada que marque un fin de mundo. Así que te recomiendo que proyectes tu año que viene, ya que nada de eso pasará.
Lo que siento es que el agua tendrá una actuación importante, en algunas regiones del planeta.
Las tormentas eléctricas generaran más miedos.
Estos cambios ya están entre nosotros desde hace unos años.
Siento que estamos tamizando las vidas, descartando lo que no va más y quedándonos sólo con lo simple.
Siento que al margen del planeta tenemos que armarnos de un ecosistema interior, con más amorosidad.
Siento que los sabios serán más sabios y los idiotas más idiotas.
Siento que ya todo se aclara.
Siento que el cambio interno esta hasta en los escépticos, que no creen en los cambios.
Creo en la revolución poética, que es interna, que es bella y que me acomoda en una dimensión de sentir.
Pero es que los mayas…. nunca hablaron del fin del mundo.
El calendario maya nunca habló de que el 21 de diciembre de 2012 fuera a suponer el fin del mundo, ellos hablaron de “un cambio de era” a partir de una forma singular que tenían de medir el tiempo y que predecían aperturas y cierres de ciclos temporales.