“Cuando quedé clínicamente muerta, me di cuenta de que somos eternos, de que no morimos. Me hizo ver lo corto que es nuestro paso, pero de lo eternos que somos, porque cumplimos con una misión y partimos”, relata Petrosino, que desde hace 45 años se dedica a la labor humanitaria, atendiendo a los más necesitados.
“Comprendí que tenía que desprenderme de las cosas para ayudar a los que más lo necesitan”, añade en diálogo telefónico con Infobae América desde España, adonde viajó para recibir el premio Jaime Brunet a la Promoción de los Derechos Humanos, entregado este martes en la Universidad de Navarra en reconocimiento a su trabajo, que hace “en nombre de San Francisco de Asís”.
“Este premio se transformó en un mensaje de paz y de amor para todos, pobres y ricos, de todas las religiones, de todos los países. Representa la posibilidad de decirle al mundo que no todo se compra y no todo se vende”, asegura emocionada, y añade que se lo dedica a su Bahía Blanca natal (600 km al sur de Buenos Aires) por todo el apoyo que recibió desde que emprendió su tarea filantrópica.
Natty Petrosino tiene 75 años. Cuando comenzó su labor, en 1978, fundó una red de ayuda para pobres, enfermos y discapacitados con el Hogar Peregrino San Francisco de Asís, el mismo santo al que se debe el nombre del actual Papa argentino, Francisco. Empezó a recibir personas sin hogar, a organizar “ollas populares” y a ofrecer cobijo.
A medida que la red crecía, las fronteras se fueron diluyendo y Natty llevó su ayuda a otros puntos del país y a otras ciudades del mundo. Con sus colaboradores, brindó asistencia en Nicaragua luego del trágico paso del huracán Mitch en 1998, en el que murieron unas 3800 personas. También auxilió a refugiados de Kazajistán e hizo trabajos en Moscú y Chernóbil.
En el último tiempo, Petrosino se dedicó a recorrer toda la Argentina a bordo de una casa rodante para poder llegar a los lugares más recónditos, a aquellos pueblos donde la mano del Estado no siempre asiste a tiempo. Actualmente, pasa la mayor parte de su tiempo con una comunidad indígena wichí en la provincia norteña de Formosa.
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