“Recorre el mundo su foto con el portafolio en la escalera del avión, ¿qué hay adentro?”, consultaron los periodistas de las agencias internacionales. Y, entre risas, Francisco respondió: “No está la llave de la bomba atómica”.
Sin perder la sonrisa de su cara, el arzobispo de Buenos Aires ahondó: “Lo llevo siempre cuando viajo. Adentro está la afeitadora, el breviario, la agenda y un libro para leer, en este caso es uno sobre Santa Teresita, de la que soy devoto”.
El Papa dijo que es normal verlo con el portafolio porque está acostumbrado a utilizarlo en sus viajes y pidió a los periodistas que se acostumbren “a la normalidad de las cosas de la vida”.
El Pontífice también habló de Buenos Aires. Admitió que siente “la falta” de la ciudad en la que vivía antes de asumir en el Vaticano, aunque por ahora no tiene previsto realizar un viaje a la Argentina. Dijo que le gustaría caminar más por las calles de Roma, pero que por cuestiones de seguridad le recomiendan que no lo haga.
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